¿Y los municipios?

03 / Abr / 2020

Foto ASF-David ColUn tema recurrente, que no es nuevo, es el de cómo fortalecer las finanzas estatales y municipales, por un lado, con un mejor reparto de las responsabilidades recaudatorias en materia fiscal, de asumir por parte de los tres órdenes de gobierno su responsabilidad fiscal y ponerse a recaudar lo que la Ley les permite; ya que en los órdenes estatal y local la mayoría no asume como tarea prioritaria la recaudación de impuestos. Por supuesto que son varios los que sí se ocupan de la tarea recaudatoria, pero más le apuestan a lo que alguien llegó a llamar “el padrotismo fiscal”.

Pero también tienen ambos órdenes de gobierno que gastar bien, con eficiencia, con probidad, transparencia y responsabilidad en lo que la sociedad necesita. Hablar de una descoordinación del pacto fiscal de los ochentas, como han señalado algunos gobernadores, no es un algo sencillo, ni viable para todos, cuando sabemos que el desarrollo desigual hace que pocos estados tienen el potencial productivo y recaudatorio para ser autosuficientes, no solo por sus débiles administraciones fiscales, también porque por lo menos entre seis y ocho están agobiados por fuertes cargas financieras de deudas elevadas y fuertes pasivos con acreedores locales, heredadas, por cierto.

No es secreta la fuerte dependencia fiscal de los estados, un promedio del 90 por ciento, hay algunos que no llegan al cinco por ciento de ingresos propios, gastan fundamentalmente con recursos de transferencias federales, sean las participaciones o las aportaciones que representan los mayores porcentajes.

Cierto también que es necesario replantear el Pacto Fiscal, que se hizo desde los ochentas para, a través de la centralización de facultades recaudatorias, hacer dependientes a los estados. Hubo épocas como cuando en 1990 para 1991 se cambia la fórmula de distribución de participaciones por acuerdo y consenso de las entidades federativas, fórmulas impulsadas por los estados de menores ingresos, particularmente Oaxaca.

En 2004 se realizó la primera Convención Nacional Hacendaria o de las Haciendas Públicas con más de 300 acuerdos por consenso, pero con la ausencia en las votaciones de los congresos estatales y el Federal, este último muy participativo, pero sin asumir compromisos.

Desde la Cámara de Diputados se ha planteado desde 2019 una nueva Convención, la cual es necesaria, pero en este momento, inoportuna, dada la crisis mundial con secuelas fuertes sobre el continente, incluido México.

Pero sí se puede avanzar en revisar la situación de las finanzas municipales, que reciben un poco más del cinco por ciento de las participaciones, muchas veces jineteadas, escamoteadas y no pagadas por los gobiernos estatales, no todos por supuesto, pero sí hay casos que la memoria no deja olvidar.

Su situación es muy precaria, por ejemplo, en cuatro estados del sureste: Oaxaca, Puebla, Veracruz y Chiapas, una zona fiscal se encuentra la mayoría de los mismos, la mayoría son rurales, por ejemplo, el 96.7 de Oaxaca, el 86 por ciento de Puebla, el 77 por ciento de Veracruz y el 78 por ciento de Chiapas.

Recordemos cómo en 2009, cuando la crisis financiera importada, se descubrieron las omisiones de dos calificadoras –vean en Netflix La Gran Apuesta– se aprovechó el FEIEF, esto es el Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas, pero como la caída llegó casi a los 50 mil millones de pesos, se tuvo que “potenciar” el mismo, esto es, contratar un préstamo por parte de todos los estados, que no es una mala opción en este momento.

Por otro lado recordemos que el año pasado se compensa la caída de participaciones respecto a lo estimado con recursos de este Fondo, casi 40 mil millones, de los cuales, correspondían, por lo menos, el 20 por ciento a los municipios. Estamos revisando si se les pagó porque en 2009 muchos estados no lo hicieron.

David Colmenares Páramo