Frente a los desastres, actuar con responsabilidad

13 / Mar / 2020

Foto ASF-David ColEstamos inundados de información del Covid-19, lo que sucede respecto a las acciones en otros países, particularmente en Italia, España, China que parece ya logró controlarla, los Estados Unidos con la instrucción presidencial para evitar la llegada de aviones provenientes de Europa y una sensación de temor, por ello no debemos confundir alarma con prevención.

Puede ser todo, pero lo real es que habría que revisar la historia para tener claro que epidemias del pasado encontraron a los hombres en condiciones muy precarias, como cuando la pandemia de fines del siglo XIV, cuando se les llamaba peste o plaga, que acabó con una tercera parte de la población europea, como relata Ana Luisa Handl, quien incluso señala que no existen indicios de sobrevivientes a la enfermedad de la pandemia en esa época.

Un dato anecdótico, esa epidemia a nivel europeo, iba de China a Europa, fue por supuesto pobremente documentada, sin embargo, hoy vivimos otra realidad, los avances científicos son muy dinámicos y debemos evitar el pánico, que genera más problemas que los que existirían sin el mismo. La historia lo demuestra.

Más reciente, varios siglos después, en 2009 la pandemia de la influenza H1N1, sorprendió al mundo, incluyéndonos a nosotros, su velocidad de transmisión fue extraordinariamente rápida, provocó por supuesto daños humanos y económicos. En un informe de la CEPAL respecto a la evaluación de su impacto en México, menciona que la aparición de un brote epidémico de este tipo es un evento externo, que rebasó o no estaba en el ámbito normal de la política de salud pública interna de un país, que los factores externos del brote en su momento tuvieron costos en términos económicos de consideración que no se relacionaban con el número de casos confirmados, sospechosos o de población afectada por la enfermedad misma.

En México se empató con la crisis financiera y fiscal de ese año, 2009, que tuvo que ver con la crisis hipotecaria en Estados Unidos y la crisis en Islandia.

Hoy es claro que sí hay impactos en los ingresos de turismo, quizás en los de la exportación de petróleo, aunque su peso en nuestros ingresos públicos se ha reducido desde hace algunos años.

Hay que separar ambos temas, en lo económico es importante tener claridad respecto a la información y actuar con oportunidad. La existencia de los fondos de estabilización, tanto el FEIP como el FEIEF, el fondo de estabilización de las participaciones a estados y municipios, que cuenta con más de 60 mil millones de pesos, permitirían en caso de ser necesario, evitar un impacto presupuestal negativo sobre las finanzas estatales y municipales, respecto a los ingresos estimados en el presupuesto para este año. Asimismo, la existencia desde hace años de las coberturas petroleras, es un seguro para compensar en su caso, caídas bruscas en el precio del petróleo.

Por ello, quizás sea el momento de repensar el tema de una nueva convención nacional de las haciendas públicas.

Es claro que una hacienda pública fuerte, con corresponsabilidades compartidas por los tres órdenes de gobierno, permitiría enfrentar en mejores condiciones y con mayor fortaleza cualquier desastre o contingencia natural, como es una pandemia. Realizar cambios en el pacto federal, a través de la adecuación del conjunto de instituciones políticas que permitan consolidarlo como un instrumento efectivo de fortalecimiento de nuestra democracia; de representación siempre sujeta a rendición de cuentas; de una distribución de facultades y responsabilidades a los órdenes de gobierno acorde a la vocación y potencial de cada uno de ellos.

Lo anterior, porque es claro que el pacto fiscal generó que la mayoría de las entidades federativas dependan en más del 90 por ciento de los recursos federales, lo cual en caso de una contingencia o desastre resulta difícil dar respuesta desde lo local. Una hacienda pública fuerte, con corresponsabilidades compartidas, permitiría enfrentar en mejores condiciones y con mayor fortaleza una pandemia.

David Colmenares Páramo



Las Haciendas que México necesita

06 / Mar / 2020

Foto ASF-David ColDesde el Congreso Nacional de Economistas de Puebla en los primeros años de este siglo, el reto de la Hacienda Pública del país que queremos, está pendiente; las características regresivas de nuestro sistema tributario son las mismas y por el lado del gasto tiene todavía muchas debilidades como se advierte en los resultados de la Cuenta Pública 2018, recientemente presentados a la Cámara de Diputados por la ASF, hay mucho por aclarar.

Tenemos un sistema tributario concentrado en el ámbito federal: casi el 95 por ciento del poder recaudatorio es del orden federal, un poco más del 4 por ciento del estatal o subnacional y el resto del municipal. La dependencia de las transferencias federales en los ingresos totales y para el gasto en inversión de los estados es muy alta, lo mismo sucede en el orden local o municipal. Ni los países unitarios de la OCDE, como Chile o España, tienen un nivel de concentración tan alto. Esto se desprende de las estadísticas tributarias que desde años elaboran la CEPAL y el CIAT, agregándose el BID y la OCDE.

Siempre desde que recuerdo, hemos estado por debajo de la media internacional en la relación recaudación-PIB: el promedio de la OCDE es de 34.2 por ciento y en América Latina y el Caribe, 22.8, muy por encima del nuestro, de 16.2 por ciento. Ya no digamos el de Brasil (32.3 por ciento) y Argentina (30.3). Eso no puede dejar de tener efectos: como sabemos, la inversión física desde hace años está en niveles históricamente bajos, mientras se acumulan grandes pasivos actuariales que acotan progresivamente el margen de maniobra hacendario.

Por otro lado, sabemos que ese 16 por ciento incluye las contribuciones a la seguridad social; sin ellas estamos un poco arriba del 10 por ciento, aunque las cifras son relativas porque hay que considerar la distribución de la carga fiscal entre el trabajo y el capital, de ahí la relevancia de profundizar el análisis y estudio de los llamados gastos fiscales. Algo relativo. lo real es que, desde siempre, siempre, el ingreso es insuficiente para darle suficiencia al gasto público. Recuerdo las cifras que difundía desde hace por lo menos seis años Luis Foncerrada, respecto a que el nivel de inversión pública en infraestructura estaba en los niveles de los años cuarenta. La frivolidad en el gasto fue generalizada.

La fiscalización en tiempo real contribuirá a superar lo anterior.

Las soluciones son simples, recaudar lo que no tienes obligación de hacer con responsabilidad fiscal y gastar con eficiencia, racionalidad, transparencia y honradez, políticas de deuda sanas y responsables, así como realizar una nueva Convención Nacional Hacendaria.

Existe una recaudación insuficiente, teniendo en cuenta el tamaño y el desarrollo de nuestra economía, los ingresos públicos no logran cubrir las obligaciones del Estado, a pesar de la existencia y eficiencia del SAT, los borrones y cuentas nuevas fueron regresivos, como las condonaciones impositivas de 2007 y 2013, hitos que la ASF auditará en el paquete de 2019, con una revisión de desempeño, como lo han solicitado diversas organizaciones, colegios de profesionales y académicos destacados en el tema.

El acuerdo de coordinación fiscal entre la Federación, los estados y los municipios está rebasado. Las desavenencias son recurrentes, con distintos reclamos, pero la responsabilidad es también de los gobiernos subnacionales y municipales, por ejemplo, la mayoría no atiende sus facultades recaudatorias, su dependencia de las transferencias federales es muy alta, el desvío de recursos ha sido elevado, ejercen un centralismo mayor sobre los municipios, con honrosas excepciones, por supuesto. Pero también los municipios tienen responsabilidad, sobre todo en materia de gasto y recaudación del predial, hay experiencias desastrosas en el manejo de sus recursos, aunque también excepciones.

David Colmenares Páramo



Fiscalización del gasto federalizado

28 / Feb / 2020

Foto ASF-David ColA David Horacio, por sus 41 años, los mismos que cumplo de escribir

Desde siempre, las auditorías al gasto federalizado representan más de tres quintas partes del total de las acciones en la Auditoría Superior de la Federación, siendo alrededor del 35 por ciento del presupuesto total. Con las últimas reformas, se agrega la revisión de las participaciones, monto superior al de las aportaciones condicionadas, se aumenta el porcentaje respecto al total de las auditorías hasta alrededor de tres cuartas partes del total de las mil 808 auditorías realizadas para la revisión de la Cuenta Pública (CP) 2018, cuyo informe fue recientemente presentado a la Cámara de Diputados.

El universo auditable es amplio, por un lado las 32 entidades federativas y los más de dos mil 500 municipios, se agregan para la CP 2019, los Congresos locales, las auditorías estatales –incluso una revisión de desempeño al órgano fiscalizador de Sinaloa, algunos tribunales de justicia, un promedio de 40 universidades públicas, etcétera.

Lo cual no se podría hacer sin utilizar las nuevas tecnologías y optimizar el análisis previo de las mismas, utilizando el big data, cuyos avances son muy relevantes, lo que permite la posibilidad de aumentar los porcentajes revisados, así como hacer auditorías electrónicas, sin contratar despachos externos, norma por cierto que tratamos de cubrir potenciando la capacitación y reforzando las vinculación con las universidades y centros de educación superior.

Para este año la planeación estratégica dispone mil 378 auditorías, menos que el cierre de 2018, pero las solicitudes ciudadanas, las denuncias de los legisladores, la información de los medios de comunicación, mecanismos muy valiosos para la ASF, las incrementan como sucedió en el Informe presentado hace unos días.

También son resultado de la aplicación del objetivo estratégico de anteponer al número de auditorías, la calidad de las mismas; y por la otra, para dar respuestas oportunas y eficaces a la ciudadanía y sus representantes, que han tomado la iniciativa de denunciar y documentar posibles conductas irregulares en el uso de los recursos públicos. En suma, esta cifra se irá incrementando, lo que se observará en los informes parciales de junio y octubre de este año.

Por primera ocasión, el PAAF aparece georreferenciado, con la posibilidad de consultar las auditorías realizadas desde hace 20 años, en una visualización geográfica del territorio nacional. El proceso de georreferenciación nos permitirá fortalecer los actos de fiscalización al correlacionar con plataformas de otros entes proveedores de información, como el INEGI y Coneval, el análisis de las políticas públicas y proponer medidas de mejora.

Procede mencionar que la información que proporciona esta nueva herramienta tecnológica contiene “datos abiertos”, por lo que su proceso y análisis sólo tendrá la limitante de la imaginación y el conocimiento del usuario.

Destacan revisiones a las Participaciones Federales a Entidades Federativas y Municipios en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en 32 entidades federativas y a municipios, enfocadas al cumplimiento de la Ley de Coordinación Fiscal.

Frente al monto observado total por entidad federativa, de 144 mil 430 millones de pesos, los entes tienen la posibilidad de aclarar y solventar en un buen periodo de tiempo, por lo que no es correcto hablar hoy de “irregularidades” o “desvíos”. Al respecto, destacan con las menores observaciones en montos, los estados de Querétaro, Durango, Yucatán, Sinaloa y Sonora; sin embargo, como se puede ver en la información de las participaciones, los estados más grandes, particularmente el Estado de México, Veracruz, CDMX y Jalisco, reciben mucho más recursos que otras, como Tlaxcala, Colima o Zacatecas.

Así, se observa el 33 por ciento a Colima, el 25 a Tabasco, pero el 0.1 por ciento a Querétaro y en rangos menores al uno por ciento, Sinaloa, Sonora, Yucatán, Baja California, Durango y el propio Querétaro. Frente al monto observado total por entidad federativa, de 144 mil 430 millones de pesos, los entes tienen la posibilidad de aclarar y solventar en un buen periodo de tiempo, por lo que no es correcto hablar hoy de “irregularidades” o “desvíos”.

David Colmenares Páramo