Ante la crisis, oportunidad de cambio

27 / Mar / 2020

Foto ASF-David ColEn la Auditoría Superior de la Federación, ante la situación que vivimos, tomamos medidas importantes para coadyuvar en la contención de la pandemia, cuidando la salud de nuestros compañeros, pero sin parar el trabajo de la institución. No podemos relajar la fiscalización superior.

Dentro de las medidas que se adoptaron se emitió un acuerdo para suspender los plazos y términos legales en relación a los terceros. De igual manera, se estableció una mecánica para que, con el apoyo de las nuevas tecnologías, una parte importante del personal, pueda trabajar desde su casa, de acuerdo a planes de trabajo preestablecidos, reportes entregables diarios y semanales, con lo que las diversas áreas de la ASF cumplirán con sus funciones además de que estarán plena y continuamente comunicado e interactuando en reuniones de trabajo virtuales, discusión de asuntos, etc.

No obstante, una parte del personal relacionado con ciertas actividades que no se pueden interrumpir, como es el caso de las notificaciones para inicio de procedimientos resarcitorios, las áreas correspondientes de la ASF han continuado trabajando al 100 por ciento en las instalaciones de la Auditoría con las debidas providencias para proceder a notificar a personas que, en su momento, deberán comparecer ante la Auditoría.

Cabe señalar que dichas notificaciones esta semana se han estado realizando a lo largo del país, con una gran responsabilidad y cuidado por parte de los responsables de realizarlo.

La interacción con otros entes no se ha interrumpido, por ejemplo, las acciones previas al inicio de la fiscalización de la Cuenta Pública 2019.

Lo anterior porque los cambios tecnológicos en materia de comunicaciones han permitido que los individuos y las organizaciones puedan interactuar a cualquier hora desde cualquier parte del mundo. No es casual que a nivel mundial está comprobada la necesidad de que los entes fiscalizadores como la ASF, utilicen estas aplicaciones tecnológicas ante contingencias como ésta. Ello fue evidente en las reuniones de fin de año de la OLACEF y del INTOSAI, reuniones que ya he podido comentar.

En la ASF no hemos parado nuestras actividades, no estamos de vacaciones, por el contrario estamos tratando de superar la crisis para avanzar en la mejora tecnológica de sus actividades, sin retrasos en nuestras responsabilidades.

Por ejemplo, contamos ya con el Buzón Fiscalizador, y en lugar de una prueba piloto con el estado de Querétaro, lo extenderemos a la mayoría de las entidades federativas, trabajando directamente, sin molestar incluso a las auditorías estatales que también pasan por una problemática parecida.

Los procesos de planeación, auditoría y seguimiento de esta instancia superior de fiscalización, se encuentran consolidados en un sistema de control integrado y desarrollado por la propia institución a las que se le adhieren otras aplicaciones que en conjunto facilitan esta labor.

Con todo lo anterior, queda demostrado que con una buena organización, con el uso de la tecnología y tomando las medidas preventivas adecuadas, se puede hacer frente a esta situación sin dejar de realizar las funciones que nos corresponde; en síntesis, la ASF no ha parado, está en marcha.

Por otra parte, esta lección, dolorosa lección, puede y debe provocar un cambio profundo en nuestra forma de enfocar el trabajo y la convivencia social, todos somos parte de la solución, o también podemos serlo del problema.

Hoy la ciudadanía puede accesar a nuestros informes y actividades a través de nuestro sitio web y de nuestra app ciudadana, el reto es vincularnos con los entes auditados y otras instituciones de manera digital para que frente a estas crisis con mayor facilidad.

David Colmenares Páramo



Frente a los desastres, actuar con responsabilidad

13 / Mar / 2020

Foto ASF-David ColEstamos inundados de información del Covid-19, lo que sucede respecto a las acciones en otros países, particularmente en Italia, España, China que parece ya logró controlarla, los Estados Unidos con la instrucción presidencial para evitar la llegada de aviones provenientes de Europa y una sensación de temor, por ello no debemos confundir alarma con prevención.

Puede ser todo, pero lo real es que habría que revisar la historia para tener claro que epidemias del pasado encontraron a los hombres en condiciones muy precarias, como cuando la pandemia de fines del siglo XIV, cuando se les llamaba peste o plaga, que acabó con una tercera parte de la población europea, como relata Ana Luisa Handl, quien incluso señala que no existen indicios de sobrevivientes a la enfermedad de la pandemia en esa época.

Un dato anecdótico, esa epidemia a nivel europeo, iba de China a Europa, fue por supuesto pobremente documentada, sin embargo, hoy vivimos otra realidad, los avances científicos son muy dinámicos y debemos evitar el pánico, que genera más problemas que los que existirían sin el mismo. La historia lo demuestra.

Más reciente, varios siglos después, en 2009 la pandemia de la influenza H1N1, sorprendió al mundo, incluyéndonos a nosotros, su velocidad de transmisión fue extraordinariamente rápida, provocó por supuesto daños humanos y económicos. En un informe de la CEPAL respecto a la evaluación de su impacto en México, menciona que la aparición de un brote epidémico de este tipo es un evento externo, que rebasó o no estaba en el ámbito normal de la política de salud pública interna de un país, que los factores externos del brote en su momento tuvieron costos en términos económicos de consideración que no se relacionaban con el número de casos confirmados, sospechosos o de población afectada por la enfermedad misma.

En México se empató con la crisis financiera y fiscal de ese año, 2009, que tuvo que ver con la crisis hipotecaria en Estados Unidos y la crisis en Islandia.

Hoy es claro que sí hay impactos en los ingresos de turismo, quizás en los de la exportación de petróleo, aunque su peso en nuestros ingresos públicos se ha reducido desde hace algunos años.

Hay que separar ambos temas, en lo económico es importante tener claridad respecto a la información y actuar con oportunidad. La existencia de los fondos de estabilización, tanto el FEIP como el FEIEF, el fondo de estabilización de las participaciones a estados y municipios, que cuenta con más de 60 mil millones de pesos, permitirían en caso de ser necesario, evitar un impacto presupuestal negativo sobre las finanzas estatales y municipales, respecto a los ingresos estimados en el presupuesto para este año. Asimismo, la existencia desde hace años de las coberturas petroleras, es un seguro para compensar en su caso, caídas bruscas en el precio del petróleo.

Por ello, quizás sea el momento de repensar el tema de una nueva convención nacional de las haciendas públicas.

Es claro que una hacienda pública fuerte, con corresponsabilidades compartidas por los tres órdenes de gobierno, permitiría enfrentar en mejores condiciones y con mayor fortaleza cualquier desastre o contingencia natural, como es una pandemia. Realizar cambios en el pacto federal, a través de la adecuación del conjunto de instituciones políticas que permitan consolidarlo como un instrumento efectivo de fortalecimiento de nuestra democracia; de representación siempre sujeta a rendición de cuentas; de una distribución de facultades y responsabilidades a los órdenes de gobierno acorde a la vocación y potencial de cada uno de ellos.

Lo anterior, porque es claro que el pacto fiscal generó que la mayoría de las entidades federativas dependan en más del 90 por ciento de los recursos federales, lo cual en caso de una contingencia o desastre resulta difícil dar respuesta desde lo local. Una hacienda pública fuerte, con corresponsabilidades compartidas, permitiría enfrentar en mejores condiciones y con mayor fortaleza una pandemia.

David Colmenares Páramo



Las Haciendas que México necesita

06 / Mar / 2020

Foto ASF-David ColDesde el Congreso Nacional de Economistas de Puebla en los primeros años de este siglo, el reto de la Hacienda Pública del país que queremos, está pendiente; las características regresivas de nuestro sistema tributario son las mismas y por el lado del gasto tiene todavía muchas debilidades como se advierte en los resultados de la Cuenta Pública 2018, recientemente presentados a la Cámara de Diputados por la ASF, hay mucho por aclarar.

Tenemos un sistema tributario concentrado en el ámbito federal: casi el 95 por ciento del poder recaudatorio es del orden federal, un poco más del 4 por ciento del estatal o subnacional y el resto del municipal. La dependencia de las transferencias federales en los ingresos totales y para el gasto en inversión de los estados es muy alta, lo mismo sucede en el orden local o municipal. Ni los países unitarios de la OCDE, como Chile o España, tienen un nivel de concentración tan alto. Esto se desprende de las estadísticas tributarias que desde años elaboran la CEPAL y el CIAT, agregándose el BID y la OCDE.

Siempre desde que recuerdo, hemos estado por debajo de la media internacional en la relación recaudación-PIB: el promedio de la OCDE es de 34.2 por ciento y en América Latina y el Caribe, 22.8, muy por encima del nuestro, de 16.2 por ciento. Ya no digamos el de Brasil (32.3 por ciento) y Argentina (30.3). Eso no puede dejar de tener efectos: como sabemos, la inversión física desde hace años está en niveles históricamente bajos, mientras se acumulan grandes pasivos actuariales que acotan progresivamente el margen de maniobra hacendario.

Por otro lado, sabemos que ese 16 por ciento incluye las contribuciones a la seguridad social; sin ellas estamos un poco arriba del 10 por ciento, aunque las cifras son relativas porque hay que considerar la distribución de la carga fiscal entre el trabajo y el capital, de ahí la relevancia de profundizar el análisis y estudio de los llamados gastos fiscales. Algo relativo. lo real es que, desde siempre, siempre, el ingreso es insuficiente para darle suficiencia al gasto público. Recuerdo las cifras que difundía desde hace por lo menos seis años Luis Foncerrada, respecto a que el nivel de inversión pública en infraestructura estaba en los niveles de los años cuarenta. La frivolidad en el gasto fue generalizada.

La fiscalización en tiempo real contribuirá a superar lo anterior.

Las soluciones son simples, recaudar lo que no tienes obligación de hacer con responsabilidad fiscal y gastar con eficiencia, racionalidad, transparencia y honradez, políticas de deuda sanas y responsables, así como realizar una nueva Convención Nacional Hacendaria.

Existe una recaudación insuficiente, teniendo en cuenta el tamaño y el desarrollo de nuestra economía, los ingresos públicos no logran cubrir las obligaciones del Estado, a pesar de la existencia y eficiencia del SAT, los borrones y cuentas nuevas fueron regresivos, como las condonaciones impositivas de 2007 y 2013, hitos que la ASF auditará en el paquete de 2019, con una revisión de desempeño, como lo han solicitado diversas organizaciones, colegios de profesionales y académicos destacados en el tema.

El acuerdo de coordinación fiscal entre la Federación, los estados y los municipios está rebasado. Las desavenencias son recurrentes, con distintos reclamos, pero la responsabilidad es también de los gobiernos subnacionales y municipales, por ejemplo, la mayoría no atiende sus facultades recaudatorias, su dependencia de las transferencias federales es muy alta, el desvío de recursos ha sido elevado, ejercen un centralismo mayor sobre los municipios, con honrosas excepciones, por supuesto. Pero también los municipios tienen responsabilidad, sobre todo en materia de gasto y recaudación del predial, hay experiencias desastrosas en el manejo de sus recursos, aunque también excepciones.

David Colmenares Páramo