El otro lado del espejo, la oportunidad

28 / Sep / 2018

Foto ASF-David ColAun en tiempos difíciles para el crecimiento económico, pero con tasas moderadas de inflación, la administración tributaria puede ser útil en la medida que se reduzcan la evasión y la ilusión fiscal, un gran reto para el futuro. Al respecto habrá que fortalecer las capacidades recaudatorias de los estados y municipios, implementar políticas eficientes y austeras de su gasto público, así como la fiscalización gubernamental de la misma por parte de la ASF, que ya tiene facultades para ello.

De acuerdo con las estadísticas internacionales, la carga fiscal del país es aún limitada a pesar de que se ha incrementado, todavía las necesidades de recursos para la política social y la creación de infraestructura son insuficientes. Es necesario para el futuro pensar en regresar ciertas facultades a las entidades federativas, considerando, por supuesto, su nivel de desarrollo y sin descuidar las vocaciones.

Los impuestos más importantes forman parte de la recaudación federal participable, que es la base para el cálculo de las participaciones que se pagan derivado de la adhesión de cada una al Sistema Nacional de Coordinación Fiscal desde 1980. Habrá que revisar por supuesto las fórmulas de reparto de las mismas.

Es reconocido que el esfuerzo fiscal de los dos órdenes de gobierno, elestatal y local, ha sido muy limitado, llevando la contra a quienes apuestan por una descentralización de más responsabilidades recaudatorias, ya que aún hoy persisten deficiencias al respecto en muchos estados y no se diga de los municipios. Pero hoy se presenta la oportunidad de que realicen un esfuerzo renovado, ya que se tendrá que revisar la política fiscal para ver el peso que tiene la recaudación de los impuestos indirectos en la estructura tributaria nacional.

Hay elementos de confianza para lo que viene, las participaciones en los últimos tres o cuatro años han crecido por encima de lo programado, lo que ha permitido que el Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas (FEIEF) tenga hoy más de 70 mil millones de pesos para cualquier contingencia, esto es que la recaudación estuviese por debajo de lo programado. Son recursos de los estados, cuyo beneficio se puede optimizar, con una política eficiente y transparente del gasto público, que reduzca igual como será en el gobierno federal, gastos innecesarios, como los de comunicación social y la revisión de sus propios programas sociales, evitando redundancias o cualquier otra intención que no sea el beneficio de la gente.

Es evidente que las posibilidades de recaudación de ingresos propios son limitadas, sus fuentes de ingresos impositivos son de bajo potencial recaudatorio, como es el caso del impuesto al hospedaje, el de nóminas con muchos gastos tributarios, el impuesto a la tenencia con subsidios altos e incluso en algunos estados no se cobra.

Los ingresos propios de los estados son muy bajos con notorias excepciones, destacando la CDMX, pero hay varios que andan por el 2.0 o 3.0 por ciento y son la mayoría.

En el caso de los municipios ya sabemos que nuestra carga fiscal es la más baja respecto de países de similar nivel de desarrollo. Mucho tiene que ver con el hecho de que una gran parte de los mismos, más de la mitad, están en situaciones de pobreza.

Es necesario fortalecer las facultades tributarias locales, se pueden mejorar las finanzas estatales con una mejor política de gasto público, con gran responsabilidad moral para evitar los abusos que atentan contra la población de menores ingresos, con crecimiento económico, con reformas en los sistemas de administración tributaria de los estados, pero sobre todo con una fiscalización de resultados. En ello el papel de la ASF es fundamental, así como el de las auditorías locales.

David Colmenares Páramo



Autonomía de auditorías estatales

21 / Sep / 2018

Foto ASF-David ColEsta semana tuve oportunidad de compartir una reunión con el auditor superior de Veracruz, uno de los pocos que van a concluir su gestión, así como con el futuro auditor de Chihuahua, quien fue electo con la participación de una comisión ciudadana conformada por académicos, empresarios y especialistas, la cual se encargó de diseñar una herramienta de evaluación para los candidatos, aceptada por el Congreso local, lo cual puede marcar un hito virtuoso respecto a la selección de los titulares de los organismos de fiscalización superior de los congresos locales, cuya independencia de los poderes locales y su compromiso con la calidad del trabajo fiscalizador deben ser parte fundamental de su desempeño.

No es un tema nuevo hablar de la dependencia que han tenido muchas de las ASOFIS respecto a la influencia que tiene sobre ellos el poder político, sobre todo en el espacio local. Incluso en el caso de los delegados federales ha sido evidente como los gobernadores, excepciones honrosas las hay, por supuesto, determinan quienes han sido los delegados de las dependencias federales, que muchas veces han sido más operadores políticos, y el peso que tienen al proponer a los congresos locales la terna o al candidato para ser el titular del órgano fiscalizador.

También es reconocido que la mayoría de ellos no han terminado los siete años que deberían estar, ya que, con los cambios de gobierno estatal, son obligados a renunciar, y cuando se resisten se han dado muchas presiones para que lo hagan: les meten segundos mandos, los aprietan presupuestalmente e incluso han llegado a desaparecer la Auditoría Superior del estado, creando un órgano alterno con otro nombre.

Ese tipo de actuación ha sido multicolor, lo cual es un obstáculo para el fortalecimiento institucional y un buen resultado de las revisiones que realicen las auditorías superiores de los estados.

En principio deben de ser independientes de los gobiernos estatales, ya algunos lo son; sin embargo, aún faltan muchos para que cumplan adecuadamente con sus responsabilidades. Existen la Asociación Nacional de Organismos de Fiscalización Superior y Control Gubernamental, la ASOFIS, que preside el auditor superior de la Federación. Juntos participan con la Comisión Permanente de Contralores Estados-Federación, que encabezados por la Secretaría de la Función Púbica conforman el Sistema Nacional de Fiscalización, una de las estructuras que forman el Sistema Nacional Anticorrupción.

Se requiere, por tanto, que las ASOFIS tengan autonomía de gestión y autonomía presupuestal, que sean electos a partir de propuestas en que participen los ciudadanos e incluso la propia ASF, encontrando mecanismos que les den seguridad presupuestal.

Esta es una práctica recomendada por la OCDE y el INTOSAI, que es la Organización Internacional de Entidades Fiscalizadoras Superiores, con 192 Auditorías Superiores de pleno derecho, de la que forma parte la ASF, la cual además preside las OLACEFS, a nivel latinoamericano. Esta última una organización autónoma, independiente y apolítica.

Para avanzar en el enfoque preventivo, es necesario que desde su selección se use la tecnología y la transparencia en el proceso de selección, y que los nuevos gobernadores y congresos locales comprendan la importancia de que a los auditores se les respete su independencia, y entonces sí a revisar y a prevenir.

La ASOFIS además de tener un esquema de reuniones regionales de manera periódica, son seis zonas, con tareas específicas, celebra reuniones ordinarias privadas de la comisión permanente, que por cierto próximamente celebrará una de ellas.

La coordinación intergubernamental es un instrumento fundamental del federalismo como forma de gobierno. Lo real es que somos un país federalista a medias con muchos espacios centralistas, tenemos que rescatar este concepto y fortalecerlo en todos los ámbitos de la política pública. La auditoría gubernamental es uno de los más importantes.

David Colmenares Páramo


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La pobreza y desigualdad

14 / Sep / 2018

Foto ASF-David ColHacia 1993, en el Congreso Nacional de Economistas de ese año, escribí un texto sobre la estructura nacional de la desigualdad, teniendo frescos los resultados del trabajo de Coplamar, que era la Coordinación General del Plan Nacional de Zonas Deprimidas y Marginadas, que realizó un estudio sobre la insatisfacción de las necesidades esenciales en México, agrupado en siete volúmenes, que se publicaron en 1982: alimentación, educación, vivienda, salud, geografía de la marginalidad y macroeconomía de las necesidades esenciales en México. El séptimo fue Necesidades esenciales y estructura productiva en México. Para profundizar en el tema sugiero leer los diversos trabajos realizados por Julio Boltvinik, quien inclusive llegó a analizar con detalle las fallas del Ramo 33, particularmente del FAIS, Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social Municipal.

Lo anterior porque en el combate contra la corrupción uno de los obstáculos a vencer son las cifras de la pobreza y la marginalidad.

Somos un país de extremos, por ejemplo, de los dos mil 445 municipios, la mayoría se encuentra en umbrales de alta y muy alta marginalidad, mayoritariamente concentrados en el sur sureste. Otro ejemplo, de los 570 municipios de Oaxaca, 500 son rurales y solamente 10 urbanos. En tanto, Aguascalientes, las Baja Californias y Campeche no tienen municipios rurales, y Chiapas, de los 118, sólo cuenta con cuatro urbanos.

De acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), la pobreza y la pobreza extrema en entidades federativas es de dos quintas partes; sin embargo, comparando dos estados con la misma población, alrededor de cinco millones de habitantes, en Nuevo León es de 14 por ciento y en Chiapas de 77 por ciento. Es más, según la misma Coneval, de 2014 a 2016, la pobreza se reduce en Nuevo León un 28 por ciento, esto es que 285 mil personas superaron la pobreza, mientras que en Chiapas la misma aumentó en 153 mil personas.

Adicionalmente, revisando la distribución de los recursos federalizados, las transferencias no condicionadas, esto es las participaciones que son recursos propios, y las transferencias condicionadas, como los recursos de salud, educación, combate a la pobreza y seguridad, en 2018 está programado que reciba más recursos por esta vía Chiapas que Nuevo León. Como las participaciones se distribuyen por población domiciliada, reciben más o menos lo mismo. En las transferencias condicionadas recibe más Chiapas que Nuevo León, la diferencia está en el gasto federalizado; sin embargo, no ha sido suficiente para remontar la pobreza extrema en ese estado del sureste; por un lado, porque no se ha revisado con claridad el destino de los recursos condicionados, y, por el otro, por el elevado grado de abuso local en el ejercicio del gasto público, tanto estatal, como federal. Lo mismo pasaría si comparamos Oaxaca con Jalisco, etcétera.

Seguimos viendo la concentración, por ejemplo en el caso de la deuda pública, en la mitad de la deuda subnacional de cinco estados, con todos los vicios que se generan en aquellos que han abusado de este mecanismo de financiamiento alternativo o complementario, como han sido los casos evidentes de Coahuila, Chihuahua, Veracruz, Quintana Roo y otros, que se han endeudado más para hacer negocios que infraestructura o desarrollo económico.

La vida tiene contrastes a lo largo de la historia, lo vemos en la literatura y en la realidad. No es posible que, entre los mexicanos, sólo por el hecho de nacer en uno u otro estado, algunos sean de primera o de segunda. La injusticia y la desigualdad han llegado a extremos inaceptables en un país como el nuestro. Combatir la pobreza y la corrupción son dos vías para superar la desigualdad y tener un mejor país.

David Colmenares Páramo


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