La importancia de la coordinación intergubernamental

09 / Abr / 2018

Foto ASF-David ColEn países federales como el nuestro, no pasamos de más de 30, la coordinación intergubernamental (entre el gobierno federal y las entidades federativas), es fundamental. Incluso al interior de los estados ya hay espacios de coordinación con los municipios o gobiernos locales, y eso evita la manipulación de los recursos municipales por parte de las entidades.

La gobernabilidad requiere de una buena organización federal y una adecuada distribución de responsabilidades y facultades entre los órdenes mencionados.

Los países más grandes del mundo son federales, como Estados Unidos, Brasil, Rusia, Alemania. La Unión Europea es una confederación y la mayoría de los países son estados unitarios o centralistas.

En nuestra nación, la Constitución señala que somos un país federal, donde se ha recurrido a la coordinación gubernamental en casi todas las áreas de política pública, habiendo muchas experiencias exitosas.

Particularmente el Sistema Nacional de Coordinación Fiscal, que tiene una regionalización de ocho áreas, que es la misma adoptada por la ASF. Hoy esta coordinación gubernamental se da incluso en el Poder Judicial y en casi todos los espacios de política pública.

La coordinación gubernamental entre Federación, estados y municipios es uno de los fundamentos clave del Sistema Nacional Anticorrupción.

En el Sistema Nacional de Fiscalización desempeñan un papel fundamental la Asociación Nacional de Órganos de Fiscalización Superior y Control Gubernamental (ASOFIS), junto con la coordinación entre los 32 órganos de fiscalización superior y la Auditoría Superior de la Federación, que la encabeza, así como los 32 contralores estatales agrupados en la Comisión Permanente de Contralores Estado Federación (CPCE-F) y la Secretaría de la Función Pública.

En el caso particular de la ASOFIS, que se constituyó formalmente en 1983, ha contribuido al desarrollo de las capacidades técnicas y de programas que consideran las diferencias entre las entidades federativas, y en ello juega un papel fundamental su regionalización.

Es conocida aun la debilidad operativa de muchas auditorías estatales y su falta de autonomía frente al poder político, lo cual se hace más evidente en los cambios de gobierno.

El año pasado se presentaron eventos en que fue palpable la debilidad de las mismas frente a los poderes estatales. Casos en que, principalmente en los cambios de gobierno, se les invita a presentar sus renuncias, si no se les presiona con segundos mandos vinculados al poder estatal, se les afecta presupuestalmente, se les acosa mediáticamente e incluso fiscalmente. Por lo que se van y entra otro a modo. También casos de corrupción al interior de las mismas, como en Chihuahua o San Luis Potosí.

Con la participación de la ASF en los tres sistemas –anticorrupción, de fiscalización y de transparencia–, en la nueva gestión de la Auditoría se buscará fortalecer la autonomía e independencia de las auditorías estatales y también que los auditores no lleguen a tratar de representar a los gobiernos que auditan en ningún sentido. Ha habido casos al respecto.

Esta coordinación en la ASOFIS permitirá crear los grupos de trabajo necesarios, en que participen todas las entidades federativas, a través de una mejor comunicación, transparencia y rendición de cuentas; para que con el respeto reciproco con el poder político, se fortalezca la fiscalización nacional con mejores auditorías, que pasen posteriormente al Tribunal de Justicia Administrativa para que se combata mejor la impunidad.

Esta coordinación entre órdenes de gobierno permitirá que el trabajo de las auditorías gubernamentales sea mejor, fortalezca el enfoque preventivo y, por supuesto, se desarrolle el servicio fiscalizador de carrera.

David Rogelio Colmenares Páramo


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Necesaria, una ley del gasto federalizado

23 / Mar / 2018

Foto ASF-David ColEs necesario revisar las bases del dilema entre centralización y descentralización, más allá del tema del federalismo centralizado. Es claro que el fortalecimiento de los gobiernos locales es necesario para mejorar el nivel de vida de los ciudadanos. La experiencia latinoamericana muestra que hubo ciclos en los que sí se dieron avances en la descentralización, lo cual fortaleció a los gobiernos estatales, pero a costa de la debilidad de los gobiernos municipales, que en nuestro país son dos mil 445 municipios, la mayoría de alta marginalidad.

El Sistema Nacional de Coordinación Fiscal, creado en 1980 con la adhesión de las entidades federativas al mismo, surge en un entorno en que había que unir lo que estaba disperso, unificar a través de que los estados dejaran en suspenso las facultades impositivas que la Constitución les permitía, cobrando el gobierno federal los impuestos, lo cual funcionó en una primera etapa.

La centralización de la recaudación parecería un retroceso; sin embargo, ante la jungla fiscal que existía, fue un paso adelante que trajo consigo la eliminación de cientos de impuestos estatales y federales, así como las sustitución del Impuesto sobre Ingresos Mercantiles por el IVA, un mejor impuesto, de más fácil recaudación y que permitiría la colaboración administrativa; esto es que los estados apoyaran los esfuerzos en materia de auditoría fiscal, que por cierto ha dado buenos resultados.

Se fortaleció a los estados, pero no así a los municipios. Es común escuchar que no se les pagan las participaciones completas, contrario a lo que dice la Ley de Coordinación Fiscal. Afortunadamente hoy ya la Auditoría Superior de la Federación puede auditar la aplicación de las fórmulas de distribución estado-municipio, así como del gobierno federal a los estados. Eso es un avance inmediato de las nuevas facultades que tiene la ASF de poder auditar las participaciones, aunque no debemos dejar de reconocer que se trata de recursos propios, de libre disponibilidad, presupuestados por los congresos locales.

El estado de las finanzas públicas es fundamental para la política de desarrollo. La coordinación intergubernamental se tiene que fortalecer, no sólo en la política recaudatoria, fundamentalmente en el ejercicio del gasto público y un manejo adecuado de la deuda pública.

Se habla mucho de que los estados no recaudan: por un lado sí hay pereza fiscal, por otro sus facultades impositivas son insuficientes, de ahí el poder regresarles facultades importantes, que las entidades que mejores esfuerzos han realizado, han planteado. Sin embargo, la mayoría no aprovechan sus facultades impositivas, es el caso del Impuesto a la Tenencia, que muchos han dejado de cobrar, para después acudir a pedir apoyos del Ramos 23, para cubrir su faltante derivado de la eliminación de dicho impuesto. Lo cual es irresponsable.

El riesgo es la existencia de fisuras en el Sistema Nacional de Coordinación Fiscal (SNCF), ya que muchas entidades federativas que pueden y quieren recaudar sus impuestos podrían dejarlo, ya que recaudarían más de lo que reciben de participaciones. De ahí la importancia de crear una Ley del Gasto Federalizado, que integre en un solo proyecto las transferencias condicionadas, aportaciones, subsidios y convenios, las no condicionadas de libre disponibilidad y la deuda pública, así como elementos de la armonización contable, la disciplina financiera y la disciplina fiscal.

David Rogelio Colmenares Páramo


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La ASF y lo que viene

16 / Mar / 2018

Foto ASF-David ColAyer fui electo Auditor Superior de la Federación, después de un proceso apegado a la ley, donde de 41 aspirantes a quienes se nos entrevistó, quedamos tres que debíamos haber sido votados en diciembre del año pasado. No hubo acuerdos parlamentarios y el proceso quedó suspendido hasta el día de ayer.

Hubo mucha especulación, que si se bajaba la terna, que si entraban otros tres; sin embargo, era claro que cualquier procedimiento no establecido, llevaría este proceso a convertir a la terna en eterna.

Afortunadamente se pusieron de acuerdo y ayer, por una mayoría abrumadora, con votos de todos los partidos, fui electo y la toma de protesta se dio ante el pleno. Mi compromiso es con el Poder Legislativo, con las fracciones parlamentarias, con los diputados y diputadas, que representan al pueblo. Desde luego mis respetos a Arturo Orcí y a Ángel Trinidad, los otros integrantes de la terna.

El reto no es pequeño y mi compromiso es trabajar en tener una Auditoría Superior fortalecida.

Los temas fundamentales: Fortalecer el enfoque preventivo, evitar la recurrencia, esto es que los mismos rubros observados hace 10 años se repitan o los comentan todos los estados.

Significa que no hemos logrado influir en la definición misma de los programas o los fondos, en su normativa y su clasificación programática.

Tenemos que crear un servicio fiscalizador de carrera, evitando que los auditores tengan condiciones de incertidumbre laboral, fortaleciendo su capacitación y sancionando cualquier acto de corrupción.

Los reintegros no deben ser meta, menos con el enfoque tradicional de su regreso a los mismos fondos. Ya hay algunos programas que se reintegran a Tesofe.

Un tema central es que hoy ya podemos auditar las participaciones, que son recursos de libre disponibilidad de los estados, recursos propios que se clasifican como gasto no programable. No conozco el detalle, pero será una de mis primeras acciones. Tengo la impresión de que no conocen todavía nuestros auditores la diferencia entre el gasto federalizado condicionado y las participaciones, o los ingresos derivados de la colaboración administrativa, que no son participaciones.

Estas últimas son recursos que se derivan del Convenio de Adhesión al Sistema Nacional de Coordinación Fiscal, los estados se adhirieron firmando un Convenio de Adhesión, donde dejan de recaudar impuestos que la Constitución les permite, a cambio de recibir participaciones de la recaudación federal. A partir de la recaudación federal participable de impuestos coordinados se determina un porcentaje que se distribuye a través de las participaciones.

Por cierto, he comentado que en los últimos tres años éstas han estado encima de lo recaudado y las finanzas estatales han recibido recursos crecientes.

Tenemos que hacer auditorías eficientes, capacitando a nuestros auditores.

La Auditoría Superior es parte fundamental de los tres sistemas: el Sistema Nacional Anticorrupción, el Sistema Nacional de Fiscalización y el Sistema Nacional de Transparencia. En uno de ellos participa en la coordinación institucional la Secretaría de la Función Pública, con la que debe existir una estrecha coordinación institucional, los auditores de los estados y los contralores estatales.

Ahí hay otro reto: el de fortalecer la independencia de las auditorías de los estados, muchas de ellas limitadas y presionadas a renunciar en los cambios de gobierno. El sistema debe avanzar en su fortaleza e independencia. Hay muchos casos de presión a los auditores estatales. Aspiro y ofrezco una relación de pares, buscando un estrecho trabajo de coordinación en la lucha contra la corrupción, siempre con un enfoque preventivo.

Lo que viene, los retos a los que nos comprometimos. No podemos fallar a ningún compromiso institucional.

David Rogelio Colmenares Páramo


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