A cuidar el fondo de estabilización

06 / Sep / 2019

Foto ASF-David ColNo es un secreto que las previsiones presupuestarias de los estados son casi nulas; por ejemplo, el año pasado alrededor de siete de ellos tuvieron que recibir anticipos de participaciones para cerrar su ejercicio fiscal en 2018, los anticipos es un mecanismo mediante el cual las autoridades hacendarias pueden adelantar recursos a los estados, que tienen que amortizarse en el mismo ejercicio fiscal, claro con un costo financiero establecido en la Ley.

Pero han sido útiles estos anticipos por ejemplo, cuando se trata de potenciar algún proyecto productivo o para atraer inversión extranjera o nacional. No recuerdo casos donde se trate de complementar los gastos administrativos o de personal, lo que sí ha sido común en los municipios, que se resisten a hacer reservas para los gastos extraordinarios de fin de año y siempre recurren al estado, que a veces no puede apoyarlos y terminan contratando créditos de corto plazo, totalmente improductivos.

En la federación existe un instrumento sumamente valioso que es el Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas, el FEIEF, que fue muy útil – aunque tenía pocos recursos en 2009-, que potenciado permitió salvar las finanzas estatales ese año y solo se usó en 2011 y en menor medida en el segundo trimestre de este año.

Hoy este Fondo tiene más de 90 mil millones de pesos y debe ser prioridad cuidarlo, porque ayuda a evitar crisis fiscales en los estados y municipios.

En 2015 con la caída del precio del petróleo, la caída prevista sería imposible de cubrir incluso con el FEIEF, pero surgió el milagro del IEPS de gasolinas, que compenso el impacto de la caída del componente petrolero en la recaudación federal participable. Se preservó el Fondo de Estabilización.

Este año en el segundo trimestre se utilizaron alrededor de tres mil millones de pesos del Fondo, cubriendo el 75 por ciento de lo que la recaudación estimada cayo. Solo que se mantuviera el déficit de lo programado, los recursos del mismo compensarán hasta lograr el cien por ciento de la reducción de los ingresos estimados.

Una alternativa para cuidar los recursos del FEIEF es recaudar bien lo que se tiene, no crear nuevos impuestos. Ahí están la tenencia estatal y el impuesto predial.

Solo que estos últimos andaban y seguramente andarán tratando de cubrir “con gestión” lo que dejaron de recaudar, pero las cosas ya cambiaron ya no hay recursos discrecionales en el Ramo 23.

Ya he comentado que dependen en más de un 90 por ciento de las transferencias de recursos federales, sus ingresos propios son exiguos, hay algunos que no pasan del tres por ciento en su recaudación propia. Esto obliga a las entidades y municipios a hacer un esfuerzo mayor y a no dejar todo al SAT.

Quienes hemos defendido siempre la necesidad de mayores potestades tributarias para los estados y municipios, también hemos visto como estos las desperdician, lo mismo la colaboración administrativa en la coordinación fiscal.

Por otra parte, dos de las últimas, tres veces que han caído las participaciones en el presupuesto anual aun con el fondo de estabilización, a ocasionado grandes problemas en las finanzas públicas locales, más aún cuando estas coinciden con cambios de administración, esto mismo sucede cuando el estado es sorprendido por desastres naturales, los estados no están preparados para atender necesidades contingentes o cuando son observados recursos federales por su aplicación indebida, esto es que fueron utilizados para fines distintos a los que se pactaron con la Federación, lo que implica que el estado tenga que reintegrar dinero federal y pagar la obra con sus propios recursos.

Por ello la importancia de la importancia de la planeación del gasto y acabar con el desvío de recursos, en suma con la corrupción.

David Colmenares Páramo



Fiscalización con transparencia

30 / Ago / 2019

Foto ASF-David ColEn las conclusiones por unanimidad de la Primera Convención Nacional Hacendaria o de las Haciendas Públicas, realizada en 2004 con su sede principal en Querétaro, pero que estuvo en varias entidades, emergieron varios temas que hoy resultan relevantes: el de la armonización contable, la disciplina financiera, la rendición de cuentas y la transparencia, temas que tuve oportunidad de introducir ya en el Congreso Nacional de Economistas, que se realizó en Puebla en 2002. Temas que fueron abordados en el Diagnóstico Integral de las Finanzas Estatales, que se elaboraba desde 2003 en la coordinación con entidades federativas.

En la ASF, por ejemplo, es muy importante la atención que se brinda a las personas, ya que hay una preocupación de requerimientos informativos a la Auditoría Superior. Por ejemplo, en lo que va de 2019 se han recibido cerca de 800 solicitudes de información, de las cuales el 60 por ciento corresponde a actividades sustantivas, como informes, auditorías concluidas, pliegos de observaciones solventadas, procedimientos resarcitorios y denuncias.

Ha habido preocupación por realizar versiones ejecutivas de todas las auditorías desde hace un año, solicitud hecha por la Cámara de Diputados ante los comentarios de que muchas personas requieren una fácil comprensión de los mismos, en virtud de que la información que genera la ASF es socialmente útil y contribuye al combate a la corrupción.

Es positiva la iniciativa de las personas al solicitar información, porque ejercen un derecho humano, individual y colectivo, esa es la actitud activa del ciudadano; la de las instituciones de fiscalización superior es poner a disposición de las personas la información actualizada, veraz, oportuna y confiable de asuntos que a todos nos interesan.

El universo es amplio: cerca de 18 mil auditorías registradas, alrededor de 150 mil acciones determinadas, más de 20 mil pliegos de observaciones y 22 mil de responsabilidades sancionatorias.

Ejemplo de ello es la reciente verificación realizada por el órgano garante de la transparencia, en el cual se califica a la ASF con el cien por ciento del cumplimiento de sus obligaciones en la materia. El año pasado fueron más de mil cien requerimientos informativos.

Por otra parte, se está promoviendo que todos los órganos de fiscalización, incluyendo por supuesto a las auditorías superiores de los estados, tengan un piso homologado en materia normativa de obligaciones de transparencia, empezando por armonizar los informes que se presentan a los congresos respectivos, estandarizando la información, atendiendo, por supuesto, las diferencias sociodemográficas, económicas, incluso políticas en cada entidad federativa. Hay un tema que tenemos que abordar, el cual es la homologación de metodologías, como los mapas de riesgo y de mejora en la gestión pública, por poner un ejemplo.

Por otro lado, hay espacios internacionales de gobernanza y transparencia, lo que nos obliga a hacer ajustes normativos y propuestas de mejora, como es el caso del INTOSAI, que es la entidad internacional de auditores superiores, que sesionara a antes de que termines el año, lo cual redundara en compartir experiencias en materia de transparencia y rendición de cuentas, para adoptar mejores prácticas en la materia.

En la OLACEFS –la organización que agrupa a las entidades de fiscalización superior latinoamericanas– estamos trabajando en acciones de auditorías coordinadas y transparentes. Próximamente, junto con Ecuador, presentaremos nuestro programa de trabajo coordinado para el que fuimos electos, como presidencia del grupo de desastres naturales y la reconstrucción después de los mismos.

David Colmenares Páramo



Consecuencias del desinterés

23 / Ago / 2019

Foto ASF-David ColHoy vuelven a surgir comentarios sobre la insuficiencia de recursos presupuestales para las finanzas estatales y municipales, las cuales dependen en más de un 90 por ciento en sus ingresos de las transferencias federales; por un lado, las participaciones que son ingresos de libre disposición, y de las aportaciones, subsidios y convenios que son recursos condicionados a un fin específico. Por cierto, los ejercicios correctos de todos esos recursos pueden ser revisados por la ASF.

Si revisamos las finanzas de cualquier estado, veremos que hay un contraste entre lo recaudado por ellos y lo efectivamente gastado, que no es producto del esfuerzo local, sino del esfuerzo de las autoridades recaudatorias del gobierno federal, concretamente del SAT, así como derivados del Pacto Fiscal.

Si fuéramos fantasmas que observáramos, sin que nos vean, nunca veríamos en los cuartos de guerra estatales discusiones sobre los métodos, resultados o dinámica recaudatoria para los impuestos locales, pero si escucharíamos las cuitas de los responsables del gasto sobre la insuficiencia presupuestaria, las exigencias de las diversas áreas de la administración por recursos, o como gestionarlos ante la instancia federal, pero no se hablaría de recaudación. Se puso de moda hablar de “cuanto bajar”, cuanta deuda se puede contratar, en qué condiciones se realizará la reestructura, no para resolver el problema sino para brincar los tiempos y pasarlo a las generaciones futuras.

En las estadísticas de la deuda subnacional, los periodos de pago de la deuda se prolongan en el tiempo. Son procesos de “mercado” muy costosos y hay muchos ejemplos de reestructuras muy manoseadas con comisiones altas, y por lo menos un caso donde el agente de la misma después fue secretario de Finanzas estatal.

La solución siempre tiene que ser resultado del esfuerzo recaudatorio de cada entidad federativa y municipio, así como de una política de gasto con disciplina presupuestal y transparente, pero eso parece que ha sido lo más difícil.

Cierto, existe una concentración del poder recaudatorio en las finanzas federales, parecería sensato regresarles algunas facultades, aunque cuando se ha hecho no las aprovechan, como es el caso del impuesto a la tenencia, casi la mitad de los estados ya no lo recaudan.

Tienen la ventaja que no todos aprovechan de la colaboración administrativa en materia fiscal.

Finalmente existe una concentración de la recaudación en unos cuantos estados. Por ejemplo, con las reformas de 1990 a la fórmula de distribución de participaciones se introdujo para el caso del Fondo de Fomento Municipal un incentivo a la dinámica recaudatoria de predial y agua.

En el caso del predial, la Ciudad de México (CDMX) recauda, en datos reconocidos por la autoridad federal, casi el 34 por ciento del total y junto con el Estado de México (Edomex), que tiene el 10 por ciento, y Jalisco y Nuevo León, casi el 60. Es más, en solo cien municipios se concentra más del 80 por ciento.

Cifra que en número de municipios es insignificante, ante la concentración de la realidad municipal en el sur-sureste; en cuanto al monto de ingresos estatales, la CDMX, Edomex, Nuevo León y Jalisco rebasan la mitad de la recaudación estatal de ingresos propios.

Hoy los estados tienen recursos de gasto por las transferencias federales y su esfuerzo propio es muy limitado, en la mitad de los estados es menor al 10 por ciento.

Esto se refleja en la fiscalización, las auditorías locales de estados que no recaudan ni el cinco por ciento de sus ingresos totales, de no existir los convenios con la ASF sólo revisarían ese porcentaje, de ahí la necesidad de federalizar la fiscalización superior, para potenciarla, esto es hacerla más eficiente, con una mejor coordinación y con un nivel más homogéneo entre las diversas entidades federativas, atendiendo su nivel de desarrollo.

David Colmenares Páramo